Lo que hoy parece un pico de energía inofensivo, está causando daños irreparables a tus 5 órganos vitales.
Tu cerebro:
Al principio serán solo migrañas y ansiedad… después podrían ser convulsiones y derrames cerebrales. Con el tiempo, aumenta el riesgo de insomnio crónico, ataques de pánico y pérdida de memoria. El exceso de estas bebidas puede elevar la presión arterial en el cerebro, incrementando el riesgo de un derrame cerebral repentino.
Tus riñones:
Cada lata de bebida energética los obliga a trabajar al límite. El exceso de cafeína y azúcar los desgasta hasta que dejan de filtrar toxinas correctamente. Esto es especialmente más grave en personas menores de 40 años.
Tu corazón:
Cada sorbo de estas bebidas hace que tu corazón trabaje como si estuvieras corriendo un maratón. Al principio, solo sentirás palpitaciones y ansiedad, pero con el tiempo, tus arterias se endurecen y aumenta el riesgo de un infarto súbito. Se ha sabido de casos que jóvenes simplemente se desmayan y fallecen en segundos
Tu hígado:
Tu hígado procesa cada químico tóxico de estas bebidas. El abuso puede provocar inflamación, hígado graso y, en casos extremos, insuficiencia hepática. Con el paso del tiempo tu hígado dejará de funcionar, y pasarás años en una cama esperando un transplante.
Tu páncreas:
El azúcar y los edulcorantes artificiales disparan tus niveles de insulina, forzando a tu páncreas a trabajar sin descanso. Esto puede derivar en diabetes tipo 2, resistencia a la insulina y, en los peores casos, amputaciones.
Deja de consumir estas bebidas. Estás cambiando 30 minutos de energía falsa, por años en una cama enfermo. Tu cuerpo tiene formas naturales de recuperar energía: descansa, en las noches pon tu celular en modo avión para que las notificaciones no te despierten seguido, deja de desvelarte viendo videos y además toma mucha agua, no necesitas una lata de químicos para sentirte bien.