Un pediatra con más de 30 años de experiencia lo acaba de decir sin rodeos:
“Si un niño duerme con la boca abierta, algo está mal.”
No es un hábito.
No es flojera.
Y tampoco es normal.
Es una señal de que tu hijo no está respirando correctamente…
Y eso puede afectar su desarrollo físico, mental y emocional para toda la vida.
🧠 ¿Por qué pasa?
Los médicos lo llaman respiración oral crónica, y casi siempre se debe a un problema real:
• Nariz tapada por alergias, rinitis o infecciones constantes.
• Amígdalas o adenoides crecidas.
• Desviación del tabique o fosas nasales estrechas.
• O incluso… exposición diaria a humo de tabaco o químicos.
Cuando la nariz no funciona como debe, el cuerpo se adapta: respira por la boca.
Pero esa adaptación no es inofensiva.
⚠️ ¿Qué puede pasar si no se corrige?
Con el tiempo, esto puede causar:
• Cansancio crónico y falta de sueño profundo.
• Dificultad para concentrarse y aprender.
• Cambios en la forma del rostro y los dientes.
• Voz nasal, ronquidos, caries y mal aliento.
• Y en los casos más graves: daño al desarrollo cerebral y emocional.
Y lo más preocupante…
es que estas secuelas pueden acompañarlo también en la adultez.
✅ ¿Qué puedes hacer como mamá o papá?
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Observa si tu hijo duerme o respira con la boca abierta.
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Llévalo con un otorrino pediátrico para revisar su nariz, garganta y adenoides.
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Consulta con un odontopediatra si ya notas alteraciones en su mordida.
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Elimina el humo de cigarro y los aromatizantes fuertes del ambiente.
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Considera una terapia miofuncional para reentrenar su respiración nasal.
❤️ Porque esto no es un capricho ni una moda.
Es salud. Es prevención. Es futuro.
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Un simple detalle que puede cambiar una vida entera.
La imagen fue creada con fines ilustrativos y no corresponde a una fotografía real.
