👉👉 500 años después, España finalmente habla del dolor.
El dolor que dejaron las conquistas, las guerras, la imposición y el silencio.
Un dolor que no solo marcó a los pueblos originarios de México, sino también a la memoria de todos los que llevamos esta tierra en la sangre.
Esta semana, el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares,
reconoció públicamente “la injusticia y el sufrimiento causado a los pueblos originarios de México durante la conquista y el periodo colonial”.
Un gesto simbólico, pero profundo, expresado desde la Embajada de España en México,
con la presencia de representantes de comunidades indígenas y de la Secretaría de Cultura del gobierno mexicano.
Porque la historia no se trata de buscar culpables,
sino de reconocer lo que pasó… para poder sanar.
Este reconocimiento llega siglos tarde,
pero tiene un valor inmenso.
No porque cambie el pasado,
sino porque abre la posibilidad de mirarnos con respeto,
como dos pueblos que se necesitan para entender quiénes son.
La verdad es que la mayoría de los mexicanos somos mezcla.
Llevamos en la piel la historia de ambos bandos:
de los que llegaron y de los que ya estaban.
Por eso este gesto no solo pertenece a los pueblos originarios,
también a los descendientes de los conquistadores.
Porque la herida, aunque nació en la conquista,
se transmitió por generaciones en forma de culpa, de olvido y de distancia.
Durante el acto, Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura, dijo algo que resume todo:
“La memoria no es para dividirnos, es para reconciliarnos.”
Y eso es lo que este momento representa.
Aceptar el pasado no es mirar atrás con odio,
sino con conciencia.
Entender que no podemos cambiar lo que se hizo,
pero sí podemos cambiar lo que somos a partir de hoy.
Porque 500 años después,
lo verdaderamente importante no es pedir perdón…
es sanar juntos. 🕊️
