El Canal de Panamá en el centro de la controversia
El Canal de Panamá, una de las vías marítimas más estratégicas del mundo, ha vuelto al foco de las tensiones internacionales tras las declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
Durante un evento en Phoenix, Trump calificó de “ridículas” las tarifas que Panamá cobra por el uso del canal y sugirió que Estados Unidos podría exigir su devolución si no se respetan los términos del acuerdo de 1977.
Estas declaraciones fueron rechazadas tajantemente por el presidente panameño, José Raúl Mulino, quien afirmó que el control del canal y su soberanía “no son negociables”.
Un conflicto con historia
El canal, construido por Estados Unidos y entregado al gobierno panameño en 1999, refleja una relación compleja entre ambas naciones. Desde su inauguración en 1914, ha simbolizado tanto el poderío tecnológico estadounidense como las tensiones diplomáticas que marcaron el siglo XX, incluyendo disturbios durante la década de 1960.
En la actualidad, el canal enfrenta nuevos desafíos: la escasez de agua causada por el cambio climático ha afectado su operatividad. Aun así, Panamá ha mantenido su autonomía plena sobre la gestión de esta infraestructura, negando cualquier influencia extranjera significativa, incluyendo a China, otra de las preocupaciones expresadas por Trump.
Reacciones y consecuencias
La propuesta de Trump no es la primera vez que sugiere adquirir territorios o activos estratégicos de otras naciones. Sin embargo, su idea de retomar el canal ha generado críticas y escepticismo a nivel internacional.
Expertos señalan que una acción de esa magnitud sería inviable diplomáticamente y logísticamente, representando un retroceso en las relaciones bilaterales.
Mientras tanto, Panamá reafirma su soberanía y la neutralidad del canal, subrayando que las tarifas impuestas son esenciales para mantener su funcionamiento y enfrentar los retos ambientales y económicos actuales.