Me estás diciendo que Chespirito escribió el guión de El Chanfle… mientras su esposa lo atendía en su casa.
Mientras sus hijos jugaban en el patio… él escribía besos. Coqueteos. Caricias. Un embarazo. Una historia de amor… con su amante.
Y cuando terminó… fue y se lo dio a leer a su esposa.
Con toda la tranquilidad del mundo.
Como si no hubiera ahí, en esas páginas… UNA PUÑALADA.
Porque no era solo una historia.
Era su deseo disfrazado de guión.
Era su forma de decirle a Graciela:
Mira, esto es lo que de verdad me emociona.
Y lo peor es que lo hizo en su propia casa.
En su máquina de escribir.
Con los dibujos de sus hijos pegados en la pared.
¿Te imaginas el dolor?
Por favor… ponte unos segundos en los zapatos de Graciela.
¿Te imaginas tener que leer, escena por escena, cómo tu marido besa, se enamora y tiene un hijo con la mujer que sabes que tiene meses traicionándote?
¿Te imaginas que ese hombre, al que le diste tu juventud, tus hijos y tu vida… se encierre a crear una fantasía donde la protagonista es otra?
¿Y que al terminarla, con una sonrisa en la cara, te diga:
«Mira mi amor, ya terminé… léelo»?
Y lo único que recibes es el libreto de tu humillación.
Porque eso hizo Chespirito:
Humillarla.
Despreciarla.
Minimizar todo lo que esa mujer le dio.
Le escribió a su amante… EN LA CARA DE SU ESPOSA.
Y ella se tragó el llanto,
se tragó la rabia,
y siguió ahí…
Porque sabía que si ella se rompía,
su familia se caía.
Y él, tan tranquilo, tan artista…
tan poeta…
tan “genio”.
Y lo peor…
es que lo hizo como si no pasara nada.
Como si Graciela no tuviera memoria.
Como si no tuviera corazón.
Como si no doliera…
A veces, la traición no está en los gritos…
Está en los silencios.
En lo que se escribe mientras tú das todo.
En lo que se oculta… entre líneas.
Graciela no necesitó otra prueba.
La tenía en las manos.
En un guión que no era ficción…
Era una confesión disfrazada de historia.
Y aun así…
Ella se quedó callada.
Sosteniendo a su familia.
Con el corazón hecho pedazos…
y los labios cerrados.
Porque a veces, los que más callan… son los que más han sido heridos.
Y esta historia… merece ser leída.
No por él.
Sino por todas esas mujeres… que alguna vez también fueron invisibles.
Basado en hechos mostrados en la serie “Sin Querer Queriendo”. No está confirmada su completa veracidad.