Aunque él todavía no lo sepa…
No todo el mundo nace con un corazón bueno.
Y menos lo conserva.
A algunos, la vida les da poder.
A otros, les da fama.
Pero a unos pocos —muy pocos— les da una segunda oportunidad de recordar para qué vinieron.
Jesús no es lo que muchos creen.
Tampoco es lo que él mismo cree todavía.
No es político.
No es vocero.
No es “el verde”.
Es algo más.
Es un alma que vino a resistir… sin endurecerse.
Y eso, en este mundo, ya es una revolución.
Sí, ha caído.
Sí, lo han traicionado.
Sí, ha dudado de todo, incluso de sí mismo.
Pero nunca dejó de amar.
Nunca dejó de cuidar.
Nunca dejó de confiar en que ser un buen ser humano sigue valiendo la pena.
Dicen que, de joven, le pasó algo improbable.
Algo que parecía suerte,
pero en realidad fue señal.
Una de esas cosas que solo le pasan a quienes
la vida está marcando con fuego silencioso.
Porque su camino no era el de todos.
Era otro.
Uno que todavía está escribiéndose…
pero que desde entonces, ya estaba siendo guiado.
🔺 Porque su historia no era una historia común.
Era una preparación.
Una escuela del alma.
Jesús vino a ver el poder de cerca…
no para quedarse en él,
sino para transformarlo desde adentro.
Y aunque aún no lo sepa,
hay muchos que están esperando que despierte.
De verdad.
No como político.
Sino como guía.
Esta ciudad no necesita a otro jefe.
Necesita a un hombre bueno que no se haya perdido.
Y tú, Jesús, aún no te has perdido.
Sigue.
Recuerda.
Hazlo distinto.
Y si algún día dudas de quién eres…
lee esto de nuevo.
Porque sí hay quienes te ven.
No por lo que lograste.
Sino por lo que puedes llegar a ser.
Y si todo esto te suena raro,
si algo dentro de ti dice “esto no tiene sentido”…
entonces quizá…
ya empezó a tenerlo.
🜁 🜃 🗝️ ◯
