En Venezuela, un alarmante suceso ha generado preocupación entre los opositores al gobierno de Nicolás Maduro. En el barrio 23 de Enero, conocido históricamente como una fortaleza del fallecido presidente Hugo Chávez, las puertas de varias residencias han sido marcadas con una gran X negra, lo que los habitantes interpretan como una señal intimidatoria. Los residentes creen que grupos paramilitares afines al régimen están detrás de estas acciones.

«Pablo», un residente que prefirió utilizar un seudónimo por temor a represalias, relató que en su calle, de aproximadamente 50 casas, al menos 32 fueron marcadas. Estas señales aparecieron justo después de que Maduro se proclamara vencedor en las elecciones del 28 de julio, cuyos resultados son cuestionados tanto por la oposición venezolana como por observadores internacionales. Según Pablo, miembros de un grupo paramilitar fotografiaron a los vecinos que protestaban pacíficamente frente a sus casas y, a la mañana siguiente, las marcas comenzaron a aparecer.

Pablo narró que escuchó claramente cómo pintaban su puerta en plena noche, y en los días posteriores, los mismos paramilitares patrullaban la calle lanzando amenazas a quienes protestaban. La intimidación no se detiene ahí; los residentes temen represalias, como la llegada de grupos armados si las protestas continúan.

Estos grupos paramilitares, conocidos como colectivos, han sido un mecanismo recurrente del gobierno de Maduro para silenciar a quienes no están de acuerdo con él en los barrios más empobrecidos de Caracas, donde suelen actuar como la única autoridad. Los colectivos no solo amenazan con violencia física, sino que también advierten sobre posibles detenciones o incluso anotarlos en listas negras que impiden el acceso a recursos gubernamentales esenciales como gasolina y alimentos.

En un esfuerzo por aumentar el control, el gobierno ha adaptado una aplicación móvil originalmente creada para reportar fallos administrativos, permitiendo a los ciudadanos denunciar anónimamente a opositores políticos. Aunque la aplicación fue bloqueada en la tienda de Apple, sigue disponible en Google Play.

El miedo que sienten los residentes de distintos barrios no es nuevo. Ya en 2019, cuando el líder opositor Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino, los colectivos amedrentaron violentamente a manifestantes y periodistas. Hoy, este patrón de represión parece intensificarse, generando un clima de temor y desconfianza en muchas zonas de Venezuela.

A pesar de las amenazas, Pablo, quien tiene aproximadamente setenta años, asegura que seguirá manifestándose. Aunque teme las posibles consecuencias, como ser encarcelado, su indignación y la de muchos otros ciudadanos lo impulsa a seguir alzando la voz en un contexto donde la libertad de expresión y las protestas pacíficas se ven cada vez más restringidas.